
Resumen Décimo Cuarto Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar 2021
El pasado viernes se dieron a conocer los resultados del Décimo Cuarto Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021, realizado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA). A pesar de la disminución generalizada de los niveles de consumo que ya adelantaba el resumen de principales resultados publicado en marzo, los nuevos datos del informe levantan algunas señales de alarma.
Paradójicamente, si bien el consumo de alcohol registra un importante descenso, alcanzando el nivel más bajo desde que se realiza la medición, disminuye también de forma abrupta la percepción de riesgo en torno a su uso diario, con solo un 55,1% de estudiantes que consideran que consumir alcohol todos o casi todos los días constituye un gran riesgo (63,4% en 2019), lo que significa un retroceso importante en materia de sensibilización de la población escolar, rompiéndose con la tendencia al alza observada desde el 2013 y retornándose a niveles previos al 2011.
Evolución de la prevalencia de consumo de alcohol de último mes y la percepción de riesgo de uso diario.
Fuente: Elaboración propia a partir de “Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021”.
Ante ello, surge la interrogante respecto de si la disminución de los índices de consumo de las y los estudiantes responde a transformaciones a nivel de hábitos de consumo que perdurarán durante los próximos años, o si bien son mayormente efecto del contexto pandémico y las mayores dificultades de acceso a drogas y la reducción de espacios de esparcimiento y socialización que este trajo consigo.
Destacan también las diferencias entre los niveles de consumo de hombres y mujeres, siendo este el cuarto estudio consecutivo en que las mujeres presentan una mayor prevalencia de consumo de alcohol y el tercero en el caso del uso de marihuana e inhalables, con un 26,8% que declara haber consumido alcohol en el último mes y un 20,5% y 3,6% haber consumido marihuana e inhalables durante el último año (21,4%, 17,1% y 2,6% entre los hombres); mientras que en toda la serie de estudios desde el 2007 en adelante son ellas quienes registran la mayor prevalencia de uso de último año de tranquilizantes sin receta médica, con un 11,7% que declara haber consumido en 2001, frente a un 7,5% entre los hombres.
Evolución de la prevalencia de consumo de alcohol de último mes, según sexo.
Fuente: Elaboración propia a partir de “Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021” y “Estudio Nacional de Drogas en Población General, 2020”.
Lo anterior resulta especialmente preocupante considerando que, tal como sugiere la evidencia, las consecuencias del consumo pueden ser más perjudiciales para las mujeres, principalmente por diferencias a nivel de metabolismo, composición corporal, riesgo de enfermedades asociadas, etc. Sin embargo, son justamente ellas quienes registran una menor percepción de riesgo, por ejemplo, en torno al consumo ocasional de alcohol y al uso experimental y frecuente de marihuana y cocaína.
Dicha tendencia contrasta con lo observado en los estudios de población general y población de estudiantes de educación superior realizados también por el SENDA, en donde son los hombres quienes reportan los mayores índices de consumo de prácticamente todas las sustancias estudiadas, lo que podría ser expresión de la transformación de las pautas tradicionales de género y la mayor aceptación del uso de drogas entre las mujeres que influye mayormente en las nuevas generaciones, tal como refleja la evolución de la desaprobación parental del uso de alcohol entre mujeres, que ha descendido de forma sostenida desde el año 2011, llegando a un 52,1% en 2021. Esto además del descenso de otros indicadores de involucramiento parental como el conocimiento respecto del lugar en que se encuentran las hijas, el conocimiento de sus amigas y/o amigos cercanos y la atención respecto de lo que hacen en el colegio.
Evolución de la desaprobación parental frente al uso de alcohol, según sexo.
Fuente: Elaboración propia a partir de “Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021”
Adicionalmente, en esta última versión del estudio se evidencia un aumento en la proporción de consumidoras de cannabis que presentarían un consumo de alto riesgo (desde un 13,8% en 2019 a un 16,5% en 2021), así como un incremento de las diferencias entre hombres y mujeres respecto del nivel de precocidad del consumo, con un 67,1% de mujeres que han consumido alcohol alguna vez en la vida que iniciaron el consumo antes de los 15 años, y un 50,1% que reporta lo mismo respecto del consumo de marihuana (62,8% y 47,9% entre los hombres), lo que implica aumentos del 2% y 2,1% % respectivamente en relación a la medición anterior; mientras que la precocidad del uso de cocaína de la población escolar aumenta desde un 30,9% a un 39,6%, descendiendo la edad promedio de inicio del consumo de esta sustancia hasta los 14,7 años (15 años en 2019).
Evolución del consumo de riesgo de marihuana, según sexo.
Fuente: Elaboración propia a partir de “Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021”
Por otro lado, el uso de tranquilizantes correspondería al único patrón de consumo que no presenta una baja en comparación a la medición de 2019, manteniéndose estable la prevalencia de uso de último año y aumentando la prevalencia de uso de último mes, con un 9,5% y 4,4% que señala haber consumido tranquilizantes sin receta médica durante dichos marcos temporales (9,3% y 3,6% en 2019); lo que estaría acompañado de un descenso de la edad promedio de inicio del consumo (desde 14 a 13,8 años) y un aumento en el nivel de precocidad (desde un 52,6% a un 58,6%), el cuál sería superior entre las mujeres (60,1% frente a un 55,5% entre los hombres).
Evolución de la prevalencia de consumo de tranquilizantes sin receta médica, según sexo.
Fuente: Elaboración propia a partir de “Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, 2021”
Esto invita a preguntarse acerca de la influencia que ha tenido el deterioro de la salud mental durante la crisis sanitaria sobre las prácticas de consumo de este tipo de fármacos, así como en la factibilidad de que los tranquilizantes puedan estar actuando como sustituto de otro tipo de drogas, considerando que su acceso se pudo haber visto menos limitado, ya que, como han mostrado versiones anteriores del estudio, una gran proporción de aquellos/as estudiantes que los consumen suelen acceder a estos desde su propia casa.
Queda entonces el desafío de estudiar a fondo y profundizar en las causas de la evolución de los hábitos de consumo de la población escolar, con investigaciones que ayuden a precisar y cuantificar el rol del contexto sanitario, económico y político de los últimos años, a fin de orientar la correcta toma de decisiones y focalizar los esfuerzos de prevención en aquellos factores protectores y de riesgo que han mostrado una mayor influencia y en las poblaciones más vulnerables, como son los niños, niñas y adolescentes, las mujeres y las personas con trastornos de salud mental. Esto anticipándose a los posibles efectos que, tal como refleja el último Informe Mundial de Drogas (UNDOC, 2023), tendrán y están produciendo las consecuencias de la crisis sanitaria, el incremento de los problemas de salud mental y la evolución y acelerada expansión del mercado de drogas ilícitas, para evitar así un “efecto rebote”.