Entre 1997 y 1998 empezamos a visibilizar la problemática de la droga y del alcohol en adolescentes y adultos desde un enfoque más amplio, destinado a abordar la demanda de la droga en general. Como consecuencia, incorporamos a nuestros objetivos la prevención y la injerencia en políticas públicas relacionadas al tema, donde nos convertimos en una voz consciente de lo que estaba ocurriendo en nuestro país.
Creemos firmemente que Chile necesita una ley que permita hacer de manera obligatoria prevención a todos los escolares de nuestro país, desde kínder hasta IV Medio, como parte del currículum académico.
También creemos en la importancia de legislar sobre las drogas, pues para nosotros es un problema de salud pública que debe ser enfrentado en distintas instancias. Por esta razón hemos participado en distintas mesas de trabajo con SENDA, en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, realizando apariciones en prensa, grandes e importantes campañas, hemos hecho un esfuerzo vinculado al Síndrome de Alcoholismo fetal, creamos una guía clínica para atender el síndrome de abstinencia del recién nacido y la madre, el trabajo para avanzar en leyes de donaciones que faciliten la filantropía, el actual trabajo por una ley única y por otro lado una ley corta para destrabar las donaciones por parte de privados, y así muchas actividades e iniciativas para promover nuestras ideas.
Hace años venimos trabajando en un esfuerzo por hacer visible el daño que sufre una guagua al ser expuesta a la droga. Entre las políticas públicas venimos insistiendo en la urgencia de trabajar en una campaña de concientización del impacto del consumo del alcohol y del efecto conocido como Síndrome de Alcoholismo fetal, especialmente en su intensidad subclínica. Luego de traer a los máximos exponentes de la investigación sobre el tema a Chile, hemos insistido hasta hoy en que el Ministerio de Salud emita un mensaje claro a través de toda su red de consultorios del daño irreversible a nivel cerebral que provoca el alcohol, aún en cantidades pequeñas. Recién hace un par de años, SENDA lo incorporó por indicación de la Organización Mundial de la Salud, pero no ha tenido ningún impacto aún. Seguiremos trabajando incansablemente en ello. De lo contrario: un número importantísimo de niños, de todos niveles socioeconómicos, crecerán y vivirán con una discapacidad no diagnosticada que se traduce en problemas cognitivos, intolerancia a la frustración, problemas conductuales, entre otras.
También venimos insistiendo hace años a las autoridades de salud para que se hagan cargo de la urgencia de atender a un número indeterminado de recién nacidos que nacían de madres dependientes y que llegaban a parto con drogas. Estos niños sufrían al nacer fuertes dolores de cabeza, hipersensibilidad al ruido, la luz y el tacto, así como otras manifestaciones de impacto de la droga o síndrome de abstinencia. En las neonatologías nadie atendía su llanto.
Se nos dijo que no había en Chile mujeres en estas condiciones porque todas eran pesquisadas en los consultorios durante su embarazo. Hasta que una madre y su hijo murieron en un hospital de Santiago producto de complicaciones post parto debido al síndrome de abstinencia. Contactado con nosotros y con expertos, hoy a lo largo de todo Chile existe una guía clínica y protocolos de pesquisa y cuidado a este recién nacido para aminorar su sufrimiento.